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La dieta materna suplementada con betaína durante la lactancia podría disminuir el riesgo de obesidad infantil

La betaína, un nutriente presente en alimentos como los cereales integrales, las espinacas, la remolacha o la quinoa y que, además, está presente de forma natural en la leche materna , podría tener la clave para prevenir la obesidad infantil . Suplementar la dieta de la madre con betaína durante el periodo de lactancia materna podría disminuir el riesgo de que su hijo tenga sobrepeso en la infancia. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista «Science Translational Medicine» en el que han participado investigadores del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) junto con el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu y el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. El equipo investigador analizó muestras de leche materna de dos grupos poblacionales diferentes, uno de Estados Unidos y otro de la Comunidad Valenciana, y comprobaron que una menor concentración de betaína en la leche estaba asociada a un crecimiento más rápido durante los primeros meses de vida, lo que supone un factor de riesgo para el desarrollo de obesidad infantil. Para confirmar si la suplementación de la leche materna con este nutriente podía mejorar la salud metabólica de la descendencia, los investigadores añadieron un suplemento de betaína disuelto en el agua de bebida de ratonas madre en periodo de lactancia. «De esta manera, transmitían la betaína a través de la leche a sus crías», explica a ABC Salud David Sánchez Infantes, investigador del Ciberobn y primer co-firmante del estudio. Observaron que la suplementación aumentaba el contenido de este nutriente en la leche y moderaba el crecimiento de las crías. Además, a largo plazo, la descendencia presentaba una reducción de su adiposidad y marcadores de inflamación, así como una mejora en el metabolismo de la glucosa durante la edad adulta. Los investigadores también observaron un aumento de la bacteria Akkermansia, que se relaciona con efectos beneficiosos en el contexto de la obesidad y los trastornos metabólicos, en la microbiota intestinal de los animales que se habían alimentado de leche suplementada con betaína. Los investigadores comprobaron que la abundancia intestinal de Akkermansia en la descendencia estaba directamente relacionada con el contenido de betaína en la leche de su madre. «Vimos también que, si administrábamos Akkermansia directamente a las crías de ratón durante la lactancia, los efectos beneficiosos que obteníamos a largo plazo en la obesidad y la salud eran similares a suplementar la dieta materna con betaína», indica Silvia Ribó, primera co-firmante del estudio. Los resultados observados en modelos animales, se confirmaron en las muestras de la cohorte estudiada. «La abundancia intestinal de Akkermansia muciniphila en niños y niñas de un año de vida estaban directamente relacionados con el contenido de betaína de la leche de sus madres», comenta María Carmen Collado, del IATA-CSIC. Tras estos resultados, el grupo de investigación ya ha iniciado un estudio clínico piloto para determinar los efectos beneficiosos de suplementar la dieta materna con betaína durante la lactancia tanto en la curva de crecimiento de los bebés como en su microbiota intestinal. En este caso, las madres ingieren como suplemento betaína extraída y purificada de la remolacha o un placebo. El perfil de los bebés que podrían beneficiarse de la suplementación de sus madres serían aquellos en riesgo de obesidad infantil. «Basándonos en los datos epidemiológicos y en nuestros resultados, un perfil de madres/bebés candidato a recibir suplementación con betaína sería aquellos progenitores que ya presenten sobrepeso u obesidad. Sabemos que estos bebés tienen más predisposición a desarrollar obesidad infantil, por tanto, serían potenciales candidatos a recibir esta suplementación durante la lactancia», explica David Sánchez Infantes. Otro posible perfil a estudiar en la suplementación con betaína, serían los bebés nacidos por cesárea y aquellos que reciben leche de fórmula. «En estos casos, existen estudios que demuestran que estos bebés tienen una microbiota distinta, comparado con bebés que nacen por parto vaginal y que reciben leche materna, que puede estar implicada en el desarrollo de obesidad y enfermedad metabólica relacionada. Una posibilidad es la suplementación con betaína en las leches de fórmula, ya que la intención de dichas fórmulas es asemejarse lo máximo posible a la leche materna», prosigue el investigador del Ciberobn. A la espera de los resultados del estudio clínico, preguntamos al investigador si las madres deberían de forma general aumentar la ingesta de betaína en su dieta durante la lactancia. Sánchez Infantes recuerda que muchos estudios demuestran que el periodo de gestación y de lactancia son «ventanas de oportunidad» para modular potenciales riesgos metabólicos. «La recomendación general sería obviamente seguir una dieta sana durante estos periodos. Y esto incluye el consumo de alimentos no procesados (grano de trigo integral, por ejemplo). Y muchos de estos alimentos que se recomiendan ya tienen un alto contenido de betaína», concluye.

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via abc.es

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