Los tumores que la sociedad finge no ver
Cada año se detectan en España 10.000 casos nuevos de cáncer de cabeza y cuello. Un conjunto de tumores que abarcan la cavidad oral, faringe, laringe y las fosas nasales y senos paranasales. Es el sexto carcinoma más común en España y no es precisamente invisible. Puede ser fácilmente palpado mediante un examen médico y ocasionar severas secuelas en el habla y la deglución. Y, sin embargo, la sociedad no quiere verlo. Diferentes oncólogos especialistas apuntan que la razón de su estigma social es el origen de estos tumores. Así, un 75% de las neoplasias todavía se producen por el consumo de alcohol y tabaco . Una enfermedad cuya incidencia se reduciría si se realizasen campañas de prevención desde la infancia, según explicaron los expertos reunidos por ABC en una jornada de debate, celebrada con la colaboración de Bristol-Myers Squibb. El primer escollo a la hora de visibilizar esta patología es su propia definición, que puede ser confusa. Como explica el jefe del servicio de oncología médica del Hospital Universitario de Salamanca, Juan Jesús Cruz, «son tumores que se hallan en las mucosas de la vía aerodigestiva superior y en las glándulas anexas, como las salivales». Es un tumor predominantemente masculino, con una distribución por sexos de 10 a 1 para el varón. Entre sus principales factores de riesgo, más allá del tabaco y alcohol, destaca el virus del papiloma humano (VPH). De forma que juntos representan más del 90% del conjunto de tumores de cabeza y cuello. En el resto de casos, las afecciones crónicas de la boca o un estado nutricional deficiente son algunas de las posibles causas. De acuerdo con el jefe de servicio de oncología médica del Hospital Regional Universitario de Málaga, Antonio Rueda, estas tres causas son motivo de prevención primaria. Aún más cuando, según indica el doctor Antonio Rueda, un tercio de los adolescentes españoles, tanto chicos como chicas, ya ha comenzado a fumar. «Si hacemos un correcto programa de vacunación del virus y conseguimos que la población fume menos o deje de fumar, la incidencia puede reducirse de forma dramática», explica el doctor. En países como Inglaterra ya se ha comenzado una campaña de vacunación en niños y niñas y también en mujeres adultas. El cáncer de cabeza y cuello puede ser más o menos perjudicial si se desarrolla debido al virus del papiloma humano o al consumo de alcohol y tabaco. De forma que pueden considerarse como dos patologías distintas a nivel biológico, carcinogénico o incluso de pronóstico. Pero «aquellos causados por el VPH tienen mejor pronóstico que los de tabaco, hasta el punto de que las cifras de curación en algunas situaciones casi se duplican», asegura Antonio Rueda. También hay diferencias a nivel de seguimiento. «Los pacientes con carcinoma de cabeza y cuello asociados al tabaco tienen un riesgo alto de desarrollar un segundo tumor primario, también asociado al tabaco, en otras localizaciones como cabeza, cuello, pulmón o vejiga». Suma de riesgos Más allá de los casos «puros», también hay pacientes donde funcionan todos los factores epidemiológicos. Como explica la doctora del servicio de oncología médica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Yolanda Escobar, «si tiene una enfermedad por el virus y además fuma y bebe llega a tener el mismo pronóstico desfavorable». A pesar de estas distinciones, aún no se ha conseguido diferenciar las terapias. Las señales de estos tumores son visibles y palpables (bultos en el cuello, heridas en la boca que no cierran, afonías...). El problema es que los pacientes ignoran estos primeros avisos y no reclaman ayuda médica. Esto es una «verdadera pena» porque muchos pacientes podrían ser diagnosticados precozmente en lugar de tener que tratarse con tratamientos menos agresivos. El paciente se convierte en el principal factor limitante para realizar un diagnóstico precoz. De forma solo entre el 20 y 30% de las neoplasias de cabeza y cuello se detectan en estadios tempranos. Más del 50% en estadios avanzados, pero con opción a tratamiento curativo que compromete la calidad de vida. Mientras que un 10% se detecta con enfermedad metastásica con terapias que buscan prolongar la supervivencia, pero sin opción curativa en la gran mayoría de casos. Cuidado con el alcohol El paciente necesita apoyo desde el momento del diagnóstico. Principalmente para bregar con el sentimiento de culpa que sufre. Así lo indica el psicooncólogo del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), Miguel Rojas: «La culpa afecta a la visibilidad de la enfermedad y a la autoestima del paciente». Por otro lado, el psicooncólogo alerta de que tanto los pacientes como los profesionales sanitarios no prestan atención suficiente al alcohol. «En una encuesta donde entrevistamos a pacientes y profesionales, el tabaco aparecía como un principal factor de riesgo del cáncer. Mientras el alcohol estaba en sexto o séptimo lugar. Hace falta invertir en educación y formación sanitaria». El tratamiento suele requerir la combinación de cirugía, radioterapia y quimioterapia. El problema es que pueden afectar seriamente la calidad de vida de los pacientes. «Los tratamientos quirúrgicos son muy mutilantes. La quimioterapia y la radioterapia son también tremendamente agresivos y producen grandes secuelas», según señala la doctora Yolanda Escobar. Por otro lado, el desarrollo de enfermedades coincidentes en el tiempo con el propio tumor es común en estos pacientes y puede limitar el tratamiento. La inmunoterapia es una de las opciones disponibles para pacientes que recaen y tiene metástasis. Aunque aún es una terapia de rescate, según indica el doctor Antonio Rueda, «se está integrando de forma muy rápida en todos los protocolos de investigación en los estadios tempranos y avanzados curables». A su vez, «se ha observado que la inmunoterapia no agrava las comorbilidades de los pacientes», de acuerdo con la doctora Yolanda Escobar. Las diferentes secuelas y limitaciones que sufre el paciente en sus relaciones sociales y sexuales requieren dotarle de recursos para que afronte su situación de la mejor manera posible. «Como programas de ejercicio físico, además de atención psicooncológica y social. Aparte de información y acceso a guías especializadas», según afirma el psicooncólogo Miguel Rojas. Síntomas y signos de alarma -Disfonía, afonías, ronqueras y cambios en la voz. -Molestias al tragar o sensación de tener un cuerpo extraño en la garganta. -Úlceras en la boca que no se cierran tras más de 15 días. Pero no se asuste por aftas. -Otra señal de alarma visible es la aparición de un bulto en el cuello. -Dolor faríngeo irradiado hasta el oído y problemas de deglución.
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via abc.es
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