Ajoblanco con mejillones, ¡un toque único!
Cómo hacer ajoblanco se ha convertido en una de las grandes preguntas de la humanidad. Este plato no deja de ser un cúmulo de sorpresas para el paladar. Casi todo el que lo prueba se pregunta cómo puede repetir la experiencia en su casa. No nos extraña, dado tanto el equilibrio entre los sabores más ácidos con los dulces como su textura.
Las diversas variantes de ajoblanco nos han ayudado a apostar por esta receta que, a buen seguro, podrá sorprenderte. La incorporación de los mejillones aporta textura, sabor y elegancia. Descubre nuestra receta y no tardarás en convertirte en un cocinero especializado en la preparación de un plato tan exquisito como fundamental para mejorar tu forma de comer en verano.
Tiempo de preparación: 20 minutos Dificultad: Muy fácil Coste: Económico Comensales: 2
Ingredientes200 gramos de mejillones cocidos2 dientes de ajo troceados150 gramos de almendras crudas sin piel100 ml de aceite de oliva virgen extra (variedad arbequina si es posible)750 ml de agua25 ml de vinagre de Jerez75 gramos de miga de pan del día anteriorSal
Elaboración
1. Pon la miga de pan a remojo en un recipiente lleno hasta la mitad de agua.
2. A un vaso para la batidora debes añadirle el ajo, las almendras, el pan (bien escurrido), la sal, el vinagre y la mitad de los mejillones. Bate bien mientras añades el aceite poco a poco. El agua debes ir añadiéndola según te lo pida la batidora. Recuerda que de la cantidad del líquido elemento que utilices dependerá la textura final. Reserva en la nevera hasta el momento de servirlo.
3. Usa boles para servirlo, siempre bien frío, y remata con los mejillones que habías reservado bien picaditos.
Como te hemos indicado, la cantidad de agua marcará si te gusta tomártelo con cuchara o bien bebértelo en un vaso. Se recomienda la primera opción dado el añadido de los mejillones. El resultado debe ser siempre equilibrado, donde cada ingrediente haga su función y donde el paladar no encuentre estridencia alguna.
Se aconseja también no pasarlo por un colador para que el comensal se encuentre con esos trocitos tan recomendables para descubrir texturas diversas. Como plato es único para abrir una comida de verano que se precie. Si lo prefieres, sírvelo en vasos de tamaño mediano para conseguir un resultado más fácil de manejar y de saborear.
Su combinación con vino blanco es más que recomendable. Disfruta del ajoblanco y descubre por qué esta receta no tiene nada que envidiarle a cualquier tipo de gazpacho. Innova en tu cocina y paladea el resultado. Seguro que tus amigos y familiares te agradecen esta versión de un plato tan tradicional.
Truco final
El tipo de mejillón que se utilice marca el sabor del plato. Lo más recomendable es comprarlo en el mercado y cocerlo al vapor. En caso contrario, apuesta por la conserva de alta calidad y por mejillones de tamaño generoso. Notarás la diferencia.
Fuente elconfidencial
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