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Coronavirus: La dieta que acorta la estancia en la UCI de los pacientes Covid-19

«La nutrición era el último de los problemas en los que se pensaba cuando comenzó la crisis del coronavirus, pero muchos de los enfermos que llegaban a las UCI eran obesos y diabéticos y que recibiesen una nutrición adecuada se volvió también un aspecto importante», asegura la doctora Luisa Bordejé, coordinadora del Grupo de Trabajo de Metabolismo y Nutrición de la SEMICYUC e intensivista del Hospital Germans Trias i Pujol (Barcelona). Con esta declaración arrancó el seminario online «Problemas en nutrición crítica en tiempos de pandemia», organizado por la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) con la colaboración de Vegenat Healthcare. El encuentro, que reunió a varios cientos de profesionales, abordó diferentes aspectos acerca de cómo se ha afrontado en las UCI la Covid-19 desde el punto de vista nutricional. El profesor doctor Abelardo García de Lorenzo, jefe del servicio de Medicina Intensiva del Hospital La Paz (Madrid), participante en el seminaro, destaca el papel de la suplementación de vitaminas y minerales y se hizo eco de los estudios que determinan la relación entre una suplementación de vitaminas D y C con tasas más bajas de mortalidad. Además, señaló que algunos medicamentos utilizados al principio de la pandemia, como el Kaletra (lopinavir/ritonavir) provocaban problemas digestivos y empeoraban las cifras de hipertrigliceridemia, lo que dificultaba la nutrición entera, mientras que la introducción de azitromicina e hidroxicloroquina, en cambio, ha favorecido el metabolismo de los hidratos de carbono y las grasas para estos pacientes. En el seminario se expuso también la importancia para estos pacientes más graves de la dieta hiperproteica. La doctora Carol Lorencio, intensivista del Hospital Dr. Josep Trueta (Gerona), recuerda cómo el organismo de los pacientes críticos degenera la masa muscular para conseguir energía. «La pérdida de masa muscular es muy severa, sobre todo en la primera semana de hospitalización y más si hay fracaso multiorgánico», explica. Esto se relaciona directamente con los días de estancia en UCI, pues aumentan los días de ventilación mecánica y la mortalidad, además de la morbilidad a medio plazo. «Los pacientes Covid-19 llegaban con una situación metabólica muy deteriorada al ingreso, lo que obligaba a prestar aun más atención a su terapia nutricional, evitando la sarcopenia derivada de los tratamientos y de la propia enfermedad», apunta la doctora Lorencio. El aporte proteico adecuado permite la mejora del paciente y hay evidencias de que hacerlo precozmente juega un papel muy importante en la recuperación. Además de la cantidad, es importante la calidad y la naturaleza de esas proteínas, destacando la glutamina (reduce las complicaciones infecciosas, la necesidad de ventilación mecánica y los días de ingreso), la arginina (también contra la infección) y la leucina y sus derivados (permite ganar masa magra). El control de la glucemia es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los intensivistas expertos en nutrición. El doctor Teodoro Grau, especialista del Hospital 12 de Octubre (Madrid), destaca la falta de estudios que analicen el índice glucémico y la infección por Covid-19, a pesar de que el 18% de los pacientes con coronavirus eran diabéticos en el caso de España, y más del 20% en el de Estados Unidos. «El uso de esteroides, sobre todo a dosis elevadas, es lo que más nos ha impedido controlarla», indica el intensivista, que relaciona este punto con la resistencia a la insulina de algunos pacientes, también como consecuencia del patrón inflamatorio. Para el doctor Grau, el control glucémico en los pacientes Covid-19 debe ser el mismo que el que se realiza con los pacientes de sepsis: «Un control moderado que no estricto, manteniendo la glucemia entre 150-180 mg/dL». Ajustar la nutrición enteral de los enfermos críticos cuando había falta de recursos fue un reto, según el doctor Carlos González, responsable del servicio de Medicina Intensiva del Hospital de Barbastro (Huesca). Esto obligó a un sobre esfuerzo en las farmacias hospitalarias para conseguir todo tipo de alternativas, determinadas por la disponibilidad. Se han utilizado sobre todo dietas hiperproteicas (tanto normocalóricas como hipercalóricas), fórmulas ricas en omega 3, así como dietas específicas para diabéticos o pacientes con insuficiencia rena, explica el doctor. En la actual fase de pandemia, con las UCI más relajadas en cuanto a presión asistencial, se presentan nuevos desafíos. Por ejemplo para los pacientes que han permanecido durante un largo período de tiempo intubados o que han sido traqueotomizados y tienen que volver a aprender a respirar y a comer. Los enfermos con disfagia tienen un riesgo de broncoaspiración hasta 11 veces superior. «Se calcula entre 3 y 6 meses el tiempo medio de recuperación de un paciente que sufre disfagia, pero se puede alargar incluso años», explica el doctor González.

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