Las toallitas de papel, mucho más efectivas para eliminar coronavirus que los secadores de manos
En un monumento en el que lavarse las manos se han convertido en algo tan esencial como respirar debido a la pandemia del COVID-19 conviene saber cuál es la mejor forma de secarse. Si alguna vez tuvo dudas, un estudio que se presentará en el ‘virtual’ Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas le puede servir de gran ayuda: las toallitas de papel son mucho más efectivas que los secadores de manos a la hora de eliminar los microbios o virus cuando las manos , todavía contaminadas, se secan. La maniobra de secarse las manos se ha convertido en un proceso muy relevante en estos tiempos para minimizar la propagación de microbios peligrosos, incluido el nuevo coronavirus, ya que el hecho de no eliminarlos aumenta la posibilidad de contagio no a las superficies que se pueden tocar posteriormente, como picaportes, móviles, etc., sino que aumenta las oportunidades de transmisión y propagación. En este estudio, el equipo de Ines Moura, de la Universidad de Leeds (Reino Unido) , investigó si hay diferencias la transmisión del virus en función de la forma en la que nos secamos las manos en un entorno hospitalario. Cuatro voluntarios simularon la contaminación de sus manos / manos enguantadas usando un bacteriófago (que es un virus que infecta a las bacterias y, por lo tanto, es inofensivo para los humanos). Las manos no fueron lavadas después de la contaminación -para así simular manos mal lavadas o de forma inadecuada- y se secaron usando toallas de papel o un secador de aire de chorro. Todas las superficies analizadas después del uso del secador mostraron contaminación de fagos en comparación con solo 6 después del uso de toallitas Cada voluntario usó un delantal para medir de la contaminación del cuerpo / ropa durante el secado de manos. El secado de manos se realizó en el baño público de un hospital y, después de salir, se tomaron muestras de las áreas públicas y de la sala. Los investigadores tomaron muestras de superficies cercanas después del contacto con las manos: puertas, pasamanos de escaleras, botones de ascensor, sillas en áreas públicas, teléfonos, botones en los intercomunicadores de acceso a las salas, estetoscopios, delantales y sillones que habían estado indirectamente en contacto con el delantal. Para este último, se pidió a los voluntarios que cruzaran los brazos sobre el pecho mientras usaban el delantal, antes de descansar sobre los brazos de la silla. El equipo descubrió que ambos métodos redujeron de manera significativa la contaminación viral de las manos. En 10 de 11 superficies, se detectó una contaminación ambiental significativamente mayor después del uso del secado automático versus manual. Todas las superficies analizadas después del uso del secador mostraron contaminación de fagos, en comparación con solo 6 después del uso de toallitas. La contaminación media de la superficie después del contacto manual fue de 10 veces mayor después del uso de secador que de toallitas. La transferencia de fagos desde el delantal a los sillones a través de los brazos cruzados se detectó solo después del uso de secador, lo que sugiere que la transferencia de microbios a las superficies ambientales puede ocurrir directamente de las manos que permanecen contaminadas después del secado de manos, pero también indirectamente del cuerpo de una persona que se ha contaminado durante el secado de manos. Existen claras diferencias, según el método de secado de manos, en la contaminación microbiana residual de las manos y el cuerpo del sujeto Los autores afirman que «que existen claras diferencias, según el método de secado de manos, en la contaminación microbiana residual de las manos y el cuerpo del sujeto. Dichas diferencias se traducen en niveles significativamente mayores de contaminación por microbios después del secado por aire versus el uso de toallas de papel. Debido a que los baños públicos son utilizados por pacientes, visitantes y personal, el método de secado de manos elegido tiene el potencial de aumentar (secadores de chorro) o reducir (toallas de papel) la transmisión de patógenos en entornos hospitalarios». Sus datos, añaden, adquieren una mayor importancia en un monumento como el que vivimos porque, además, ha habido una migración general del uso de toallas de papel a secadores de manos en muchos lugares, especialmente en entornos de atención médica en el Reino Unido. No hay que olvidar que las pautas de lavado de manos de la OMS recomiendan el uso de una toalla de papel para secarse las manos (y también usar una toalla de papel para cerrar el grifo). Y concluyen: «Creemos que nuestros resultados son relevantes para el control del nuevo coronavirus. Las toallitas de papel deberían ser la forma preferida de secarse las manos después del lavado y así reducir el riesgo de contaminación y propagación del virus».
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via abc.es
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