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Izpisúa descubre por qué los ovarios empiezan a envejecer a partir de los 35 años

La tendencia actual de retrasar la maternidad más allá de los 35 años está provocando que un número creciente de mujeres experimente problemas para quedarse embarazada. Esta infertilidad probablemente se deba al declive asociado a la edad que experimentan los ovarios. Pero los mecanismos moleculares que conducen a este envejecimiento no estaban claros. Ahora, científicos de EE.UU. y China, codirigidos por el español Juan Carlos Izpisúa, profesor del Instituto Salk, han descubierto, con un detalle sin precedentes, cómo envejecen los ovarios en primates no humanos. Los hallazgos, publicados en la revista «Cell», revelan varios genes que podrían usarse como biomarcadores y apuntan a objetivos terapéuticos para diagnosticar y tratar la infertilidad femenina y las enfermedades ováricas asociadas a la edad, como el cáncer de ovario, en humanos. «Este es el primer análisis en profundidad del envejecimiento ovárico con una resolución de células individuales en un modelo de primates no humanos», asegura Izpisúa. «Descubrimos que el estrés oxidativo, el estrés celular que daña las células, juega un papel clave en el envejecimiento ovárico. Este descubrimiento proporciona información valiosa sobre los mecanismos por los cuales los ovarios envejecen y finalmente se vuelven infértiles». El ovario es un órgano reproductor complejo en el cual una célula ovárica, llamada ovocito, se somete a meiosis para convertirse en un óvulo. La investigación actual sugiere que las mujeres nacen con un número determinado de ovocitos que comienzan a ser menos funcionales a partir de los 35 años, hasta llegar a la menopausia. Una mejor comprensión del entorno ovárico, así como de los mecanismos del envejecimiento saludable, podría conducir a nuevas terapias para mujeres con problemas de fertilidad. «Nuestro objetivo era analizar cada tipo de célula ovárica en relación a sus patrones de expresión génica para comprender mejor cómo envejecen los ovarios», señala Jing Qu, codirector del estudio, profesor de la Academia de Ciencias de China y ex investigador asociado de Salk. Los científicos compararon 2.601 células ováricas de primates no humanos jóvenes y viejos, e identificaron patrones de actividad genética para cada tipo de célula ovárica, incluidos los ovocitos y las células de la granulosa, que rodean a los ovocitos a medida que se desarrollan. Al igual que en estudios previos en roedores, los científicos observaron cambios en la función de los genes relacionados con el estrés celular y la división celular en los primates no humanos. A medida que envejecían los ovocitos y las células de la granulosa, algunos de los genes que combaten el estrés celular se volvieron menos activos, lo que provocó daños y deterioro de la función. Los científicos compararon los datos de los primates con células de la granulosa de mujeres sanas con edades comprendidas entre los 21 y los 46 años. Observaron el daño asociado al envejecimiento por estrés celular, así como la muerte celular en las células de las mujeres. Dos genes antioxidantes clave (IDH1 y NDUFB10) mostraron que su capacidad protectora disminuía, al igual que en las células de primates no humanos. Para comprender mejor la conexión entre el envejecimiento ovárico y los genes antioxidantes, los científicos probaron lo que les sucedió a las células humanas cuando los genes antioxidantes perdieron su capacidad. Descubrieron que, sin IDH1 o NDUFB10, las células parecían viejas y similares a las células envejecidas de los monos. Los resultados sugieren que IDH1 y NDUFB10 juegan un papel fundamental en la protección de las células ováricas de primates tanto humanas como no humanas frente al estrés celular durante el envejecimiento. Estos genes representan biomarcadores prometedores u objetivos terapéuticos para el diagnóstico y el tratamiento del deterioro de los ovarios relacionado con la edad. «Este estudio proporciona una comprensión integral de los mecanismos específicos del envejecimiento de los ovarios de primates en resolución unicelular», asegura Guang-Hui Liu, codirector del trabajo, profesor de la Academia de Ciencias de China y ex investigador asociado de Salk. «Esperamos que nuestros resultados conduzcan al desarrollo de nuevas herramientas para ayudar en el rejuvenecimiento de las células ováricas envejecidas». concluye. «Nuestra investigación permite la identificación de nuevos biomarcadores para el diagnóstico y el tratamiento de la infertilidad femenina, así como los trastornos ováricos humanos asociados con el envejecimiento. Estos genes posiblemente podrían estar dirigidos al desarrollo de terapias para ayudar con la preservación de la fertilidad», explica Concepción Rodríguez Esteban, coautora del artículo e investigadora senior en el laboratorio de Izpisua Belmonte.

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via abc.es

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