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El cáncer de mama metastásico ya no es sinónimo de muerte

La investigación en cáncer de mama permite un control de la enfermedad durante más tiempo, aumenta la supervivencia y mejora la calidad de vida de las pacientes. A pesar de que en España en 2019 se diagnosticarán 32.536 casos y que fallecen más de 6.000 mujeres al año por cáncer de mama metastásico, el pronóstico del cáncer de mama ha ido mejorando paulatinamente en los últimos años gracias a tratamientos más personalizados, a una mejor estratificación de los pacientes y al desarrollo de paneles genómicos que permiten diferenciar qué pacientes se benefician de quimioterapia y cuáles no. Sin embargo, ¿algunos tumores de mama no se curan, cuáles son y de qué depende? Afortunadamente, asegura Antonio Llombart, oncólogo médico del Hospital Quirónsalud Valencia, « se estima que un 87% de las mujeres con cáncer de mama logra curarse, pero también es cierto que eso significa que hay un 10-12% de las afectadas que no sobrevive a la enfermedad«». «Hay tumores de mama más agresivos que otros, los llamados triples negativo, y hay otros que están muy avanzados cuando se diagnostican, y esos también menos posibilidades de curarse», apunta Natalia Rodríguez Spiteri, cirujana de la Unidad de Patología Mamaria de la Clínica Universidad de Navarra. Esto no quiere decir que no se puedan curar, pero hay menos posibilidades. Por otro lado, señala, «cuando un tumor produce metástasis -se propaga a otros órganos-, se considera que no es curable, aunque algunos se pueden ‘cronificar’ con los tratamientos y hay pacientes que pueden vivir muchos años». No obstante, señala Javier Hornedo, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, en los tumores trile negativo «se están ya obteniendo remisiones completas patológicas en cerca del 40% de los casos utilizando quimioterapia de entrada, antes de operar». El cáncer, incluso en los estadios peores, ya logra curarse en el 55% de los casos Pero, según comenta Jesús García Foncillas, director del Instituto Oncohealth y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, si bien es cierto que el subtipo triple negativo del cáncer de mama es el de peor pronóstico, y hasta ahora no tenía opciones de tratamiento para poder revertirlo, «recientemente se han publicado datos muy prometedores con el uso de la inmunoterapia, que abren una vía de esperanza y de cambio en el planteamiento de este tipo de tumor». Entonces, ¿verá esta generación que el cáncer ha dejado de ser una palabra que signifique muerte? Actualmente, señala Ortega, «el cáncer, incluso en los estadios peores, ya logra curarse en el 55% de los casos. Y en estadio 4 se ha conseguido cronificar la enfermedad gracias a los distintos esquemas terapéuticos que existen. En su opinión, «el cáncer metastásico ya no significa muerte». García Foncillas va un paso más lejos: « creo firmemente que esto ya es una realidad porque hemos cambiado completamente el pronóstico del cáncer de mama, así como de otros tipos de cáncer, al transformar el panorama de algunos que hace tiempo tenían una supervivencia muy limitada y ahora la están prolongando mucho. Es el caso, por ejemplo, del cáncer de mama triple negativo. El paradigma del cáncer –subraya- ha cambiado radicalmente». El paradigma del cáncer ha cambiado radicalmente Y cuando se habla de curación del cáncer, ¿de qué se habla? «Es complicado decir que un cáncer de mama está curado cuando hacemos tratamiento quirúrgico, radioterápico, quimioterápico u hormonal, porque siempre existe un riesgo de recaída», admite Ortega. Actualmente se habla de largos supervivientes cuando una paciente ya no recibe tratamiento y han pasado al menos 5 años desde su diagnóstico. «Las revisiones son de por vida, anuales a partir de los 5 años del diagnóstico y tratamiento», señala la experta de la CUN. En algunas ocasiones, afortunadamente pocas, comenta, «hemos visto tumores que recidivan muchos años después de haber desaparecido, más de 20. Lo cierto es que a medida que va pasando el tiempo las posibilidades de que reaparezca son cada vez menores». A menudo se habla de remisión y no de curación ¿Es lo mismo? ¿Si mi cáncer ha remitido, nunca más volverá? Explica García Foncillas que se habla de remisión cuando no hay una evidencia con técnicas de imagen de presencia de tumor, y es un primer objetivo que, cuando se alcanza y se mantiene en el tiempo -generalmente el consenso lo sitúa entre los cinco y los siete años-, «podemos decir que esa remisión ha alcanzado la curación, porque la probabilidad de que vuelva a aparecer es muy baja, pudiendo llegar en parte a igualarse a la del resto de la población». La llegada de la inmunoterapia está revolucionando el tratamiento del cáncer, pero ha habido también otros factores que están cambiado el panorama La llegada de la inmunoterapia está revolucionando el tratamiento del cáncer, pero, recuerda Rodríguez Spiteri, que ha habido también otros factores que están cambiado el panorama: los diagnósticos más precoces, cirugías menos mutilantes en la mama y en la axila, radiación más limitada y muchos fármacos nuevos. « En los próximos 5-10 años –afirma- estoy segura de que la supervivencia tras un cáncer de mama seguirá aumentando». García Foncillas tiene claro que estamos ante un «cambio del paradigma del cáncer de mama» en el que han influido varios factores: «el trabajo multidisciplinar; las técnicas de biología molecular aplicadas al análisis de riesgo de los ganglios axilares, que permiten identificar cantidades muy pequeñas de enfermedad tumoral que de otra manera no serían detectables; los tratamientos de quimioterapia más eficientes para tratar el cáncer de mama con fármacos con una alta eficiencia; las terapias biológicas basadas en anticuerpos frente a un subtipo de cáncer de mama, el HER-2 positivo; la incorporación de los nuevos tratamientos hormonales en combinación con los fármacos dirigidos al ciclo de la célula tumoral, que conjuntamente han permitido aumentar la supervivencia global y, por último, la incorporación de la inmunoterapia con beneficio clínico en el cáncer de mama triple negativo». Entonces, si he tenido un cáncer de mama y me he curado, ¿Qué probabilidades tengo de tener otro cáncer? El riesgo de que aparezca un tumor en la otra mama es el doble respecto a una mujer que nunca lo ha padecido, recuerda los expertos. «Estamos ante una enfermedad diversa y, según las características de cada paciente, las probabilidades de recaída o de segundos tumores son distintas», admite este oncólogo, que apunta a que todo depende del estadio de la enfermedad en el momento del diagnóstico y de la biología molecular del tumor. Ser mujer El factor de riesgo más determinante seguramente sea el hecho de ser mujer, señala Antonio Llombart, porque tienen un riesgo casi un 100% que los hombres de sufrir estos tumores. Pero más allá de eso, «no existe ningún factor específico que permita prevenir la enfermedad desde un punto de vista epidemiológico». De ahí la relevancia de la detección precoz. «Los programas de cribado mamográfico suelen realizarse a partir de los 45-50 años», explica José Miguel Jurado, del Servicio de Oncología del Hospital Quirónsalud Málaga, pero actualmente se recomienda realizar mamografías de forma periódica a partir de los 40 años, «e incluso en determinados casos puede adelantarse a partir de los 35 año si hay antecedentes familiares, con el objetivo de detectar precozmente posibles tumores y conseguir mejores resultados de supervivencia». Estamos ante una enfermedad diversa y, según las características de cada paciente, las probabilidades de recaída o de segundos tumores son distintas Y, concluye Jurado, «al igual que otros tumores, el cáncer de mama tiene en muchos casos un componente hereditario, Por eso, cuando hay familiares de primer grado que han desarrollado la enfermedad, bien hermanas en edad joven con cáncer de mama y madres o abuelas maternas, se recomienda el consejo genético, que consiste en el análisis de los genes BRCA para determinar el riesgo de desarrollar un tumor mamario. Además, en estos casos se puede hacer una cirugía preventiva o un seguimiento más estrecho para diagnosticar precozmente la enfermedad».

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