¿Puede haber belleza en el dolor?

Dentro de los planes de Milena Delgado no estuvo escribir un libro sobre una etapa de mucho dolor en su vida; pero sí para desahogarse a través de las letras sobre aquello que comenzó a contar desde antes de pasar. Su bebé recién nacido murió, a quien le escribió cartas desde su partida, las mismas que siete años después le enseñó a un amigo, que le sugirió que las publicara en un libro al que tituló “Belleza Oculta”.
Muchos son los de opinión que la muerte de un bebé no duele tanto, pero para ella no hay diferencia, lo amó desde que supo su existencia y como hijo, sin importar el largo o corto de su vida, siempre lo tendrá presente. “Que sea un feto o un bebé, da igual, es un hijo, que no se sustituye por otro”.
Sin embargo, este no ha sido el único sendero de sufrimiento en el que ella ha tenido que caminar, en su matriz ha estado la tristeza y la felicidad. A los 14 y 16 años tuvo que lidiar con un proceso fuerte contra el cáncer de ovario por el que le pronosticaron esterilidad y que ignoró por medio de la fe, aun cuando le extirparon uno y pasó por quimioterapia. Al pasar de los tiempos sin tratamientos especiales procreó por primera vez, fortaleciendo los cimientos en los que había creído, diez años más tarde llegó esa bendición que al nacer falleció y desató preguntas como ¿por qué a mí? ¿Qué he hecho para merecer esto? Hasta encontrar alguna respuesta que aquietara el alma; en su caso, asumió que su criatura era un ser muy noble para este mundo. Actualmente tiene tres hijos.
¿Qué se aprende de una experiencia así? “Agradecer. El agradecimiento es un sentimiento primordial en todo. Aprendí a ver belleza en el fango, en un caricia, en el abismo y para quienes preguntan dónde está la de mi hijo muerto, se encuentra en publicar un libro que ha servido para ayudar a otras personas en igual condición; que a pesar de que algunas estaban cerca de mí no lo sabía, porque muchas veces se calla”.
Nadie mejor para entender el silencio que una que lo puso en práctica en su proceso. Se aisló para no escuchar las fatídicas frases de consuelo: “No te pongas así que ya tienes un hijo”, ¿Qué pasó?” y las tantas llamadas que nunca faltan y que es mejor no contestar.
Para quienes hoy solo ven la pared del dolor y un techo de angustia, Milena les recomienda que lloren si en el llanto encuentran consuelo, que hablen si se siente mejor y que busquen amor en quienes les rodean.
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via Diario Libre
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