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Reino Unido aprueba el ‘respirador artificial’ para el trasplante de hígado

El Instituto Nacional de Excelencia en Salud y Atención (NICE) acaba de aprobar una nueva tecnología que permite evaluar la función de un hígado graso después de su extracción e, incluso, mejorarlo para implantarlo en mejores condiciones en el receptor. Se trata de la Máquina de Perfusión Normotérmica (MPN), que podría incrementar hasta un 30 por ciento el número de trasplantes de hígado, un tercio de los cuales se desecha por la esteatosis hepática (hígado graso). En España, el Hospital La Fe de Valencia inició en 2018 el primer ensayo clínico con esta nueva tecnología Denominado el avance más revolucionario en trasplantes a corto plazo, los expertos están convenidos de que no se quedará solo en los hígados grasos, en los que se centra este estudio, sino también en donantes subóptimos en los que se duda si el órgano funcionará o no una vez trasplantado. La máquina, que se autorregula, permite monitorizar de manera continua el órgano durante su permanencia en ella una vez extraído y decidir el mejor momento para implantarlo, ya que está conectado a un suministro de sangre y nutrientes que se mantiene en todo momento controlado y a una temperatura establecida. Además, permite en unas cinco horas y en tiempo real comprobar la salud del hígado, controlando los flujos, la producción de bilis y los niveles de parámetros analíticos que permiten conocer su estado. «Reproduce lo que sería el cuerpo humano», indicó a EFE Rafael López-Andújar, jefe de la Unidad de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplante de La Fe, en la presentación del ensayo clínico. Al ser una máquina portátil, permite el transporte de los órganos entre hospitales, manteniéndolos en todo momento en perfecto estado. El funcionamiento es el siguiente: cuando se extrae un hígado graso y se pone en hielo se producen unos daños de isquemia-reperfusión, lo que significa que ese órgano no funciona bien y que incluso puede llegar a fallar en el receptor y es necesario retransplantarlo. Esto puede causar daño al hígado y limitar el tiempo de almacenamiento. Aproximadamente el 20% de los pacientes mueren mientras esperan un trasplante de hígado y alrededor de un tercio de los hígados donados no pueden utilizarse para el trasplante. Estos podrían incluir hígados extraídos de personas mayores o con problemas de salud y aquellos dañados mientras se extrajo el órgano del cuerpo del donante o mientras se mantiene en hielo. Las máquinas también pueden extender al tiempo durante el cual se puede almacenar el hígado para permitir una mayor flexibilidad en el momento de la operación de trasplante. El profesor Kevin Harris, de NICE, señaló: «Ofrece otra forma de preservar el hígado y evaluar si los hígados que antes se hubieran considerado inadecuados se pueden usar de manera segura. Al usar este procedimiento, a más pacientes en la lista de espera de trasplante de órganos se les podría ofrecer la posibilidad de un trasplante y, por lo tanto, potencialmente extender sus vidas».

Fuente Salud http://bit.ly/2SVUXAR
via abc.es

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