Más sarampión en el mundo, otro efecto de la pandemia de Covid-19
Uno de los posibles efectos colaterales de la pandemia de covid-19 puede ser la irrupción de brotes de sarampión a lo largo del año 2021 en muchos países del mundo. Lo advierte un artículo que se publica en «The Lancet» que demandan una acción internacional urgente para prevenir futuras epidemias de sarampión potencialmente devastadoras en los próximos años. El autor principal, Kim Mulholland, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte que por culpa de la covid-19 muchos niños han dejado de recibir la vacuna contra el sarampión este año, lo que hace inevitables los futuros brotes de sarampión. Lo cierto es que la pandemia de covid-19 también ha tenido un efecto profundo en el control de las enfermedades prevenibles por vacunación, debido a que se han interrumpido muchas campañas de vacunación, especialmente durante los primeros meses de 2020, en muchos países. La OMS estima que para finales del mes de octubre de 2020, las campañas de vacunación retrasadas en 26 países habrán provocado que 94 millones de niños pierdan las dosis programadas de la vacuna contra el sarampión. «Todos estos factores crean el ambiente para brotes severos de sarampión en 2021, acompañados de un aumento de las tasas de mortalidad y las graves consecuencias del sarampión que eran comunes hace décadas». Lo más grave, en su opinión, es que hay una forma altamente rentable de prevenir esta enfermedad mediante la vacunación. La pandemia de covid-19 también ha tenido un efecto profundo en el control de las enfermedades prevenibles por vacunación, debido a que se han interrumpido muchas campañas de vacunación En 2019, antes de que comenzara la pandemia, el mundo experimentó un regreso dramático del sarampión, más que en cualquier otro momento de los últimos 20 años. Contrariamente a 2019, 2020 ha sido un año tranquilo en cuanto a esta enfermedad, especialmente debido a la disminución en los viajes por los confinamientos y a las medidas nacionales de control de covid-19. Los datos de la OMS indican que hubo 9,8 millones de casos de sarampión y 207.000 muertes en 2019, un 50% más que en 2016. La mayoría de las muertes por sarampión en 2019 se produjeron en África, muchas de ellas asociadas con brotes importantes en Madagascar y la República Democrática del Congo. El sarampión también resurgió en América del Sur, especialmente entre las comunidades indígenas. «La vacunación inadecuada que dio lugar a los brotes de sarampión de 2019 todavía no se ha abordado de manera adecuada, y la situación ahora se ve agravada por las interrupciones del servicio durante la pandemia de covid-19, por lo que los niños de alto riesgo no inmunizados se agrupan en comunidades a las que no han llegado las vacunas», dice Mulholland. Este artículo, señala a ABC Salud Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), «advierte que en los países de baja renta, la covid-19 puede trastocar los programas de inmunización. Ello ha hecho que haya una gran preocupación en la OMS por la reemergencia de enfermedades como el sarampión y la poliomielitis». Sin embargo, en España, «a pesar de que en la primera ola disminuyeron las coberturas de vacunación, incluso en los menores de 15 meses que fueron declarados prioritarios -sobre todo se redujo la cobertura de sarampión y varicela en regiones como la Comunidad de Madrid-, se han recuperado las coberturas por el trabajo realizado por pediatras y enfermería de pediatría durante el verano. Actualmente -afirma- se mantienen sin incidencias en los exámenes de salud que conllevan vacunaciones». Aunque también es cierto que en los meses más duros de la pandemia hubo una reducción en la notificación de nuevos casos de sarampión, según datos del Centro Nacional de Epidemiología (CNE), los expertos creen que se produjo probablemente por una pérdida de efectividad del sistema de vigilancia epidemiológica, por la presión de la pandemia en los distintas etapas de la misma. Los expertos recomiendan incrementar el índice de sospecha clínica de sarampión y poner en marcha acciones para recuperar la sensibilidad del sistema y concienciar a los profesionales Para Francisco Álvarez, el riesgo de que reaparezca el sarampión en nuestro país, uno de los que tiene eliminado el sarampión autóctono, cosa que no ocurre por ejemplo con Reino Unido, «es mínimo y seguiremos teniendo casos importados, como en 2019 que hubo casi 300, pero serán fácilmente controlables». En cualquier caso, el Centro Nacional de Epidemiología recomendaba incrementar el índice de sospecha clínica de sarampión y poner en marcha, por parte de los servicios de salud pública, acciones para recuperar la sensibilidad del sistema y concienciar a los profesionales, a la población y a las propias estructuras de salud pública de la necesidad de detectar, notificar e investigar todas las sospechas de sarampión. En este sentido, el artículo de «The Lancet» identifica tres pilares para la acción inmediata: Ayudar a los países a llegar a los niños no vacunados mediante campañas y programas de inmunización de puesta al día; preparar mejor a los países para los brotes esperados -la OMS y sus socios han desarrollado un plan de respuesta estratégico para ayudar en la prevención, preparación y respuesta ante brotes de sarampión- y, mantener los objetivos de eliminación del sarampión y la rubéola.
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