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La dieta mediterránea 2.0, mejor más ‘ verde’

Una dieta mediterránea más verde que contenga incluso más verduras vegetal y muy poca carne roja o aves, puede ser incluso mejor para la salud cardiovascular y metabólica que la versión tradicional, al menos en los hombres, sugiere una investigación publicada en la revista «Heart». A estas alturas casi nadie discute las bondades de la dieta mediterránea, rica en alimentos de origen vegetal: su consumo está relacionado con un menor riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes. Actualmente constituye la columna vertebral de las pautas dietéticas para evitar la enfermedad coronaria. Se cree que su impacto está relacionado con una mayor ingesta dietética de polifenoles, grasas y fibra ‘saludables’ y un menor consumo de proteínas animales. Sin embargo, ¿qué pasa si se optimiza la dieta mediterránea y se hace más ecológica, más rica en alimentos de vegetales e incluso más baja en la ingesta de carne roja? Investigadores de la Universidad Ben-Gurion (Israel), han estudiado esta ‘superdieta mediterránea’ en 294 personas sedentarias y moderadamente obesas (IMC de 31) con una edad media de 51 a los que dividieron en tres grupos dietéticos. El primero recibió orientación sobre los beneficios de la actividad física y pautas básicas para lograr una dieta saludable. Al segundo se le facilitó la misma orientación sobre actividad física, además de consejos sobre cómo seguir una dieta mediterránea tradicional restringida en calorías (1500-1800 kcal / día para hombres y 1200-1400 kcal / día para mujeres). Esta dieta era baja en carbohidratos simples, rica en verduras, con aves y pescado reemplazando la carne roja e incluía 28 g / día de nueces. La restricción adicional de la ingesta de carne con un aumento paralelo de alimentos ricos en proteínas de origen vegetal puede beneficiar todavía más el estado cardiometabólico y reducir el riesgo cardiovascular El tercer grupo recibió orientación sobre actividad física además de consejos sobre cómo seguir una versión verde similar con restricción calórica de la dieta mediterránea. Su menú incluía 28 g / día de nueces, evitar la carne roja / procesada y mayores cantidades de materia vegetal. También 3-4 tazas / día de té verde y 100 g de cubos congelados de Wolffia globosa (variedad Mankai cultivada), una forma rica en proteínas de la lenteja de agua de la planta acuática, tomada como un batido de proteínas a base de plantas verdes como un sustituto parcial de proteína animal. A los seis meses se evaluó el efecto de cada una de las dietas sobre la pérdida de peso y sobre los factores de riesgo cardiovascular y metabólico. Los resultados mostraron que aquellos que siguieron ambos tipos de dieta mediterránea perdieron más peso: dieta ‘Med verde’ 6,2 kg; Mediterránea 5,4 kg; dieta saludable 1,5 kg. La circunferencia de la cintura, un indicador de una protuberancia del abdomen potencialmente dañina, se redujo en un promedio de 8,6 cm entre los que seguían la dieta ‘Med verde’, en comparación con los 6,8 cm entre los que seguían la dieta mediterránea y los 4,3 cm entre los que seguían la dieta saludable. Además el grupo ‘verde’ logró mayores caídas en el colesterol de baja densidad 'malo'. Y lo mismo se apreció con otros factores de riesgo cardiovascular y metabólico: presión arterial diastólica, la resistencia a la insulina y un marcador importante de inflamación, la proteína C reactiva, que tiene un papel clave en el endurecimiento de las arterias. Estos cambios dieron como resultado una caída sustancial de casi el doble en la escala de riesgo Framingham a 10 años, un cálculo utilizado para predecir la probabilidad de una enfermedad cardíaca grave durante la próxima década, entre los que siguen la dieta ‘Med verde’. Los investigadores advierten que su muestra incluyó solo 35 mujeres, y que tampoco pudieron identificar los factores específicos en la dieta ‘Med verde’ responsables de los efectos observados. «La educación y el estímulo para seguir un patrón dietético más vegetariano, junto con la actividad física, tiene el potencial de ser un importante contribuyente a la salud pública, ya que puede mejorar el equilibrio de los factores de riesgo cardiovascular, previniendo eventualmente la morbilidad y la mortalidad cardiovascular», escriben en «Heart». Y concluyen: «Nuestros hallazgos sugieren que la restricción adicional de la ingesta de carne con un aumento paralelo de alimentos ricos en proteínas de origen vegetal puede beneficiar todavía más el estado cardiometabólico y reducir el riesgo cardiovascular, más allá de los efectos beneficiosos conocidos de la dieta mediterránea tradicional».

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