Noches toledanas con raíz culinaria en el Cigarral del Ángel
Visitar Toledo, Castilla-La Mancha en general, no parece el plan idóneo, a priori, en pleno mes de agosto. Los chefs embajadores de Raíz Culinaria, la marca gastro de la Comunidad, se han propuesto demostrar lo contrario. Y parece que lo han conseguido con una ruta de terrazas única que tiene su culmen en la capital. En ella, su único estrella Michelin, Iván Cerdeño, mantiene cerrado su restaurante gastronómico hasta septiembre, si el Covid lo permite, pero abre al público sus fantásticos exteriores, los del Cigarral del Ángel. En ellos sirve una carta nocturna de temporada, informal, con una panorámica mágica del Tajo y el casco antiguo de la ciudad imperial.
Este palacete señorial presume de ser el más antiguo de cuantos se encuentran por allí. Ya en el siglo XI fue residencia veraniega del gobernador omeya pasando después a las manos del Marqués de Villena y el cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas, quien lo donó a los capuchinos. En el siglo XVII se levanta su ermita, dedicada al Ángel Custodio, guardián de Toledo, aunque en los últimos 200 años vuelve a manos privadas para ser, entre otros, hogar de la poetisa Fina de Calderón. Cada época permanece y se admira en los perfectamente conservados edificios, jardines y terrazas, que beben del río y de la propia historia del entorno. A todo ello, desde hace algo más de un año, nos remite también el chef Iván Cerdeño (antes en El Carmen de Montesión, donde ya consiguió la estrella Michelin que conserva) con sus menús degustación que él mismo nos definió como “cocina del Tajo, de territorio, de huerta, ribera y raíces”. Ante la alerta sanitaria, se prevé que vuelvan en septiembre. Entre tanto, nos obsequia con Las Noches del Ángel, esta maravilla de alternativa casual al aire libre que permite disfrutar, asimismo, de un privilegiado escenario nunca antes abierto de forma habitual, con excepción de bodas y eventos.
El menú no es el de autor, el de Iván, el estrella. Es una rica opción para estos calurosos meses, ideada por él, por supuesto
Hay que ir. Hay que atravesar ese sendero de majestuosos cipreses que nos recuerda a las villas romanas. Hay que cruzar sus jardines, rodear la plaza de la ermita, internarse en su patio, llegar hasta sus grandiosas terrazas asomadas al cauce del agua que las separa del centro histórico. Hay que tomarse una cerveza, la famosa y artesana Domus local, o un combinado divisando San Juan de los Reyes, Santa María la Blanca o la aguja de la Catedral, sobre la que unas horas después de la llegada se posa la luna. Hay que sentarse, a media luz, en sus mesas blancas, a ser posible en uno de los balcones aunque es difícil, y nos alegra, conseguir este preciado hueco. Y hay que gozar, sin portar ni esperar corsés, de unos platos juveniles, divertidos, cosmopolitas, bien pensados, trabajados y, en verdad, acertados y asequibles.
Queremos dejarlo más claro para evitar equívocos: el menú no es el de autor, el de Iván, el estrella. Es una rica opción para estos calurosos meses, ideada por él, por supuesto, en una liga mucho más llana. Aún así, no falta su famosa croqueta de jamón ibérico (3 euros/unidad), defendida en el último congreso Madrid Fusión por su jefe de cocina, Alberto García, y premiada como la mejor del mundo. Tanto el crujiente como la cremosa bechamel, desde luego, tienen poca competencia.
En plena temporada, aunque estemos en Castilla, apetece el atún rojo de almadraba (17 euros) con una base de huevos rotos y tomate. Se presenta en tartar, templado, y es delicioso. Podrían haber sido unos tomates asados con arenques (15 euros) y un ajo blanco que, damos fe por otras ocasiones, se borda. Ocurre igual con la ensaladilla rusa ahumada (12 euros) aunque nos decantamos por los taquitos de foie gras rellenos de una fina capa de membrillo y otra de mantequilla trufada (10 euros), combinación exquisita y elegante para untar en (demasiado) pan tostado. El brioche de rabo de vaca, rúcula y encurtidos (7,50 euros) tiene fama. En el apartado más contundente, del mar y de la tierra, se deja ver más el gusto del cocinero aquí por el punto internacional. La lubina frita con mojo rojo y salsa tártara (25 euros, para dos personas) clama su protagonismo junto al curry de ibérico y arroz jazmín (16 euros). El sándwich crujiente de solomillo, canónigos y un ketchup casero (12 euros) apetece para comer con las manos y sería un diez si la carne, de excelente aspecto, fuera más tierna. Los tacos de cochinillo (16 euros/4 unidades) desgrasado a baja temperatura y preparado al estilo pibil mexicano en compañía de pico de gallo son sabrosísimos.
No hay mucha variedad en el vino. Llama la atención porque la selección de Iván en su restaurante, sobre todo de etiquetas cercanas, es sobresaliente. Gusta ver alguno de la tierra por copas (3 euros). Más allá, ruedas, albariños y tintos jovenes y con crianza, una elección de cada, sin detallar.
Cuesta, pero hay que llegar al flan cremoso con ligero chantilly avainillado (6 euros) aunque en su base se aprecia algo de cocción excesiva. Y hay que ayudar a la digestión con una copa (se puede acudir solo a ella, si se desea) en otra terraza, inferior, más cerca del Tajo, con mesitas y chill outs para terminar esta noche especial. Créanos, lo es. Si se es foráneo, se puede alargar el fin de semana durmiendo enfrente, en El Cigarral El Bosque (el único con 5 estrellas) y con planes similares en el de las Mercedes o en el de Santa María, bajo la batuta de otro referente, Adolfo Muñoz. En cualquier caso, sí, Toledo, aun con 40 grados, es siempre, más ahora, recomendable.
Dirección: Ctra. de la Puebla de Montalbán, S/N 45004 Toledo.Precio medio: 40€.Horario: miércoles y jueves de 20 a 00 h. Viernes y sábados de 20 a 02 h.Teléfono: 925 22 36 74
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