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El ‘gadget’ que mejora la inmunoterapia contra el cáncer

Una estrategia prometedora para tratar el cáncer es estimular el propio sistema inmunitario del cuerpo para que ataque los tumores. Sin embargo, los tumores son muy listos a la hora de evadirse del sistema inmune, por lo que este tipo de tratamientos no funcionan en todos los pacientes. Ahora, ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts-MIT (EE.UU.) han encontrado una vía para aumentar la efectividad de un tipo de inmunoterapia contra el cáncer. Demostraron que, si trataban a los ratones con inhibidores de punto de control, junto con nuevas nanopartículas que estimulan aún más el sistema inmunitario, la terapia se volvería más poderosa. Según los investigadores, este enfoque podría permitir que la inmunoterapia contra el cáncer beneficie a un mayor porcentaje de pacientes. «Estas terapias funcionan muy bien en una pequeña porción de pacientes, mientras que en otros no funcionan en absoluto. El problema es que no entendemos completamente por qué existe esa discrepancia», asegura Colin Buss, autor principal del nuevo estudio El equipo del MIT ideó una forma de empaquetar y entregar pequeños fragmentos de ADN que aumentan la respuesta inmune a los tumores, creando un efecto sinérgico que hace que los inhibidores del punto de control sean más efectivos. En estudios en ratones, mostraron que el tratamiento dual detuvo el crecimiento tumoral y, en algunos casos, también interrumpió el crecimiento de cánceres en otras partes del cuerpo. Estos fármacos funcionan desactivando las proteínas de los puntos de control que impiden que se activen las células T. El sistema inmune humano está programado para reconocer y destruir células anormales como las células cancerosas. Sin embargo, muchos tumores secretan moléculas que suprimen el sistema inmune en el entorno que lo rodea, lo que hace que el ataque de las células T sea inútil. Los inhibidores del punto de control pueden eliminar este ‘freno’ en el sistema inmune y restaurar la capacidad de las células T para atacar tumores. Algunos de estos inhibidores, que se dirigen a proteínas de punto de control como CTLA-4, PD-1 y PD-L1, ya han sido aprobados para tratar una variedad de cánceres. Estos fármacos funcionan desactivando las proteínas de los puntos de control que impiden que se activen las células T. «Funcionan increíblemente bien en algunos pacientes en alrededor del 15 al 20 por ciento de los pacientes con cánceres particulares –asegura Sangeeta Bhatia, autora principal del artículo-. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para abrir la posibilidad de utilizar este enfoque para más pacientes». El equipo del MIT se propuso encontrar una manera de lograr una entrega más específica de estos medicamentos inmunoestimuladores, lo que les permite acumularse en los sitios del tumor. Algunos estudios han encontrado que la combinación de inhibidores de punto de control con radioterapia puede hacerlos más efectivos. Otro enfoque es combinarlos con medicamentos inmunoestimuladores. Una de esas clases de fármacos son los oligonucleótidos: secuencias específicas de ADN o ARN que el sistema inmunitario reconoce como extrañas. Sin embargo, los ensayos clínicos de estos medicamentos inmunoestimulantes no han tenido éxito, y una posible razón es que los medicamentos no están alcanzando sus objetivos previstos. El equipo del MIT se propuso encontrar una manera de lograr una entrega más específica de estos medicamentos inmunoestimuladores, lo que les permite acumularse en los sitios del tumor. Para hacer eso, empaquetaron oligonucleótidos en péptidos penetrantes de tumores que habían desarrollado previamente para administrar ARN para silenciar genes cancerosos. Estos péptidos pueden interactuar con las proteínas que se encuentran en las superficies de las células cancerosas, lo que les ayuda a atacar específicamente los tumores. Los péptidos también incluyen segmentos cargados positivamente que los ayudan a penetrar las membranas celulares una vez que alcanzan el tumor. Los oligonucleótidos contienen una secuencia de ADN específica que a menudo ocurre en bacterias, pero no en células humanas, para que el sistema inmune humano pueda reconocerla y responder. Estos oligonucleótidos activan específicamente los receptores de células inmunes llamados receptores tipo toll, que detectan invasores microbianos. «Estos receptores evolucionaron para permitir que las células reconozcan la presencia de patógenos como las bacterias -señala Buss-. Eso le dice al sistema inmunitario que hay algo peligroso aquí: enciéndelo y mátalo». Después de fabricar sus nanopartículas, los investigadores las probaron en varios modelos diferentes de cáncer de ratón. Probaron las nanopartículas de oligonucleótidos por su cuenta, los inhibidores del punto de control por sí mismos y los dos tratamientos juntos. Los dos tratamientos juntos produjeron los mejores resultados. Cuando tratamos a estos ratones con partículas y el inhibidor del punto de control, podemos evitar que su cáncer progrese «Cuando combinamos las partículas con el anticuerpo inhibidor del punto de control, vimos una respuesta muy mejorada en relación con las partículas solas o con el inhibidor del punto de control solo –reconoce Buss-. Cuando tratamos a estos ratones con partículas y el inhibidor del punto de control, podemos evitar que su cáncer progrese». Los investigadores también se preguntaron si podrían estimular el sistema inmunitario para atacar tumores que ya se habían diseminado por el cuerpo. Para explorar esa posibilidad, implantaron dos tumores en los ratones, uno a cada lado del cuerpo. Administraron a los ratones el tratamiento inhibidor del punto de control en todo el cuerpo, pero inyectaron las nanopartículas en un solo tumor. Descubrieron que una vez que las células T habían sido activadas por la combinación de tratamiento, también podían atacar el segundo tumor. Los investigadores ahora planean realizar pruebas de seguridad de las partículas, con la esperanza de desarrollarlas aún más para tratar a los pacientes cuyos tumores no responden por sí solos a los medicamentos inhibidores del punto de control. El estudio se publica hoy en «Proceedings of the National Academy of Sciences».

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via abc.es

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