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«Una vacuna, hasta su aprobación, tarda entre 5 y 10 años y en el coronavirus estamos hablando de 1 año»

Seth Berkley, Director Ejecutivo de Gavi, la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización, ha participado en el primer foro mundial sobre neumonía infantil en Barcelona, organizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona junto a ocho entidades internacionales. La Alianza en fue fundada en el año 2000 por un consorcio de destacados donantes, organismos internacionales y líderes de la industria de las vacunas para acelerar la adopción de vacunas nuevas y subutilizadas en los países más pobres del mundo y mejorar la cobertura de la inmunización. España se unió al programa Internacional de Facilidad financiera para la inmunización en 2006. -¿El gobierno chino ha dicho que la vacuna estará disponible entre 3 o 4 meses? ¿Es eso posible? El proceso normal de desarrollo de una vacuna es: primero su producción y después probar su seguridad. Así lo establecen las diferentes normas, nacionales e internacionales. ¿Significa eso que se pueden obviar todos esos pasos para acelerar la vacuna del coronavirus? No puedo responder a esa pregunta, aunque estoy convencido de que en EE.UU. o en Europa no es posible saltarse ningún procedimiento ni ninguna ley. -Pero en una situación de emergencia como la actual, ¿hay alguna forma de acelerar los procesos de producción? Sí, la Coalición para la Innovación en Preparación ante Epidemias (CEPI), en colaboración con GAVI, trabaja en procedimientos para acelerar la producción de vacunas. Uno de ellos es la constitución de plataformas tecnológicas. El término se refiere a sistemas de producción que usan los mismos componentes básicos, pero se pueden adaptar para su uso contra diferentes patógenos según sea necesario mediante la inserción de nuevas secuencias genéticas o proteicas. El mejor ejemplo es la vacuna de la gripe; cada año hay una nueva cepa con la que se hace la vacuna de la siguiente temporada, y se evita así hacer todas las pruebas que harían falta con una vacuna totalmente nueva. Lo que se pretende es que, en el futuro, existan algunas de estas plataformas que estén preparadas para fabricar una vacuna frente a organismos, como el coronavirus, que supongan una emergencia de salud pública. -¿Se podría usar las plataformas para la vacuna de la gripe en este caso? El virus es similar, pero al mismo tiempo es muy diferente. Sí se han hecho vacunas, ya aprobadas, frente a otros coronavirus que podrían servir de base. Con esta última, ya hemos asistido a tres epidemias causadas por un coronavirus, SARS y MERS, con lo que ya tenemos cierta experiencia con los coronavirus. Estoy convencido de que en EE.UU. o en Europa no es posible saltarse ningún procedimiento ni ninguna ley. Además, uno de los problemas que tenemos, hoy en día y que espero que se solucione en breve, es que los laboratorios que fabrican vacunas no disponen todavía del virus, y por tanto la primera vacuna que se haga se hará usando la secuencia genética del virus que ya ha sido publicada. -¿Se puede predecir cómo va a evolucionar la epidemia y cuándo podrá estar disponible una vacuna? Estamos todavía en los primeros momentos de la epidemia así que es pronto aventurarse a predecir cómo va a evolucionar. Estamos empezando a conocer la epidemiología de esta infección, aunque ya sabemos que puede ser importante ya que ya ha habido más de 200 muertos y se han reportado casos ya en más de 20 países. La buena noticia es que se está trabajando en una vacuna, lo que supone un récord si hablamos de tiempo, pero es preciso decir que, aun en las mejores circunstancias, la producción de la vacuna se demoraría al menos 3 o 4 meses y, a continuación, tendríamos que hacer los ensayos clínicos de seguridad antes de emplearla en humanos. Es decir, estamos hablando de al menos 1 año, tiempo que parece muy prolongado, pero si pensamos por ejemplo en la vacuna del virus del Ébola, se demoró 5 años antes de que se aprobara para su uso en personas. Por eso es necesario explicar el proceso que se sigue una vacuna para garantizar su seguridad antes de su aprobación. En situaciones normales, la producción de una vacuna hasta su aprobación tarda entre 5 y 10 años, y aquí estamos hablando de tan solo 12 meses. Tardamos solo 5 años en la del ébola y ahora estamos tratando de acelerar los procedimientos. Estamos todavía en los primeros momentos de la epidemia así que es pronto aventurarse a predecir cómo va a evolucionar -Es más que probable que en el futuro nos enfrentemos a más epidemias similares a esta. ¿Qué hace falta para estar preparados? Ante cualquier epidemia de este tipo, en primer lugar, resulta esencial disponer de sistemas rápidos de detección y diagnóstico para organizar una respuesta y utilizar los tratamientos que han demostrado eficacia frente a otros coronavirus y, por supuestos, empezar a diseñar la vacuna. Pero, lo más importante es tener estrategias de Salud Pública –mascarillas, lavarse las manos, etc.-, que eviten una rápida propagación del virus. En este caso, China ha aislado una serie de ciudades para reducir la transmisión del virus, aunque creo que no se podrá interrumpir su diseminación. -¿Qué le parece la dubitativa postura de la OMS que ha modificado rápidamente la alerta ante la nueva epidemia? Es muy fácil criticar desde el futuro cuando sabemos lo que ha pasado. La OMS actúan en función de la información que dispone en un momento determinado y, a medida que la epidemia evoluciona, va modificando el nivel de alerta. -¿Cuál es el reto que GAVI, y otras organizaciones, deben abordar para estar preparados ante una epidemia de estas características? Primero hay que ser conscientes de todo lo que se ha hecho para que, en el plazo de poco más de un mes, ya se esté trabajando en una vacuna. Es algo extraordinario si se compara con otras situaciones. En este caso tenemos la suerte de que el coronavirus haya emergido en China, donde hay un excelente sistema de salud. Otras epidemias, como el ébola, surgieron en África, y ha sido muy difícil hacerlas frente. El objetivo de GAVI es que todas las personas tengan acceso a un sistema sanitario. Hoy día, 90% de los niños recibe al menos una dosis de las vacunas rutinarias. En el futuro queremos que el 10% de los que no reciben las vacunas tengan acceso a ellas. Es la mejor forma de prevenir enfermedades. Sin un sistema sanitario adecuado es mucho más difícil hacer frente a una epidemia. El objetivo de GAVI es que todas las personas tengan acceso a un sistema sanitario. Hoy día, 90% de los niños recibe al menos una dosis de las vacunas rutinarias Por otra lado, el cambio climático está haciendo resurgir enfermedades que parecían olvidadas en algunos países, como es el caso de España. Tenemos que estar preparados. Y, desde luego, tenemos que controlar las epidemias en su origen. De esta forma se protege al resto del mundo. Y debemos estar preparados ante la llegada de nuevos virus y enfermedades. Y para ello es esencial que se avancen en las plataformas tecnológicas de producción de vacunas, pero también un sistema sanitario. -¿Cómo contribuye el gobierno español a los programas internacionales de inmunización? España se unió al programa Internacional de Facilidad financiera para la inmunización en 2006, como uno de los donantes originales, con un compromiso de 189,5 millones de euros durante 20 años. Para respaldar este compromiso con la financiación innovadora, el gobierno español realizó una primera contribución directa de 30 millones de euros a Gavi en 2008, seguida de una contribución de 2 millones de euros para 2010. En enero de 2015, en la segunda conferencia de reposición de Gavi en Berlín, reiteró el apoyo a la misión de Gavi para el período 2016-2020. Nuestra esperanza es que, ahora que estamos en una situación económica más favorable, España aporte nueva financiación a nuestros programas de vacunación de Tuberculosis, Malaria y VIH. Y tenemos una especial colaboración con la Caixa, nuestro primer socio privado. -¿Cuáles son los principales objetivos de GAVI? Necesitamos líderes a nivel local y nacional que nos ayuden en la formación de sistemas de salud que nos faciliten la administración de vacunas en todo el territorio. Y financiación, por supuesto. Y, ahora nos hemos dado cuenta de que debido a los movimientos migratorios que se están produciendo debido a las guerras, al cambio climático, etc. hace falta una nueva estrategia de inmunización. Vamos a trabajar en colaboración con compañías tecnológicas para que nos ayuden a hacer frente a esta nueva situación. No habría una epidemia de sarampión si se vacunara a la población -¿Los virus emergentes nos están haciendo perder el foco sobre otros ‘viejos conocidos’? Ahora estamos ante el nuevo coronavirus, y desde luego hay que estar alerta, pero el virus de la gripe mata cada año a miles de personas. Y, por ejemplo, en la República del Congo todo el mundo está preocupado por el virus del ébola, que ha matado a cerca de 300 personas el pasado año, mientras que 6.000 fallecieron por culpa del sarampión, para la que sí hay una vacuna. Hay que tener muy claro cuáles son las prioridades. -Entonces, ¿qué es una emergencia? No habría una epidemia de sarampión si se vacunara a la población. Ante una nueva enfermedad, tendremos que esperar a que haya una vacuna, pero mientras tanto debemos trabajar en desarrollar sistemas sanitarios que permitan la implementación de las campañas de inmunización cuando tengamos la vacuna. -No puedo dejar de preguntarlo, ¿para cuándo habrá una vacuna para el VIH? La ciencia no se para. Hay dos vacunas que se están probando y tengo que decir que no soy especialmente optimista sobre una de ellas. La buena noticia es que si los resultados son positivos, tenemos la infraestructura necesaria para su uso. Pero hay que tener en cuenta que el VIH es el organismo más complejo sobre el que se ha tratado de hacer una vacuna. Cuando alguien se infecta con el VIH, se hace con un único virus, pero al cabo de poso meses, hay miles de diferentes virus que han ido mutando. Es muy complicado y estamos trabajando. «La respuesta son las vacunas» En los últimos años se está produciendo, en algunos países más ricos, un movimiento de personas que deciden no vacunar a sus hijos. Para Seth Berkley, Director Ejecutivo de Gavi, la Alianza para Vacuna, es una situación difícil de entender. «Estamos observando que algunas personas están decidiendo no vacunar a sus hijos, lo que ha producido, por ejemplo, algunos brotes de sarampión en lugares donde estaba controlado. En España no se ha producido está situación, pero, en Francia, por ejemplo, un tercio de sus habitantes cree que las vacunas no son lo suficientemente seguras. Resulta paradójico que Francia ostente la mayor tasa de escepticismo frente a la vacunación mientras que Ruanda tiene la tasa mayor de aceptación». Para este experto resulta difícil aceptar que la patria de Louis Pasteur sea la más escéptica. «Una de las posibles razones es que, a diferencia de otros países, estas enfermedades infecciosas han desaparecido, por lo que no hay conciencia de lo graves que pueden ser. Lo que no se preguntan estas personas es por qué no existen ya en sus países. Y la respuesta son las vacunas».

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