Santoña y las anchoas del Cantábrico: la unión de tradición, naturaleza y gastronomía
Los aspirantes a convertirse en el próximo Masterchef 6 España se enfrentan esta noche a una dura prueba de exteriores en un entorno inigualable. Los concursantes y el jurado del programa que emite RTVE viajan hasta la villa marinera de Santoña, donde visitarán su puerto y conocerán la gran joya gastronómica de la zona, la anchoa del Cantábrico. Un producto reconocido en todo el mundo por su calidad y en el que los santoñeses se vuelcan para conseguir unas conservas de alta calidad.
Además, durante su recorrido por la ciudad, los concursantes del 'talent' televisivo tendrán la oportunidad de entrar en una de las fábricas de conservas en las que se puede ver el trabajo artesanal que desarrollan los vecinos.
Santoña es una de las perlas del Cantábrico. Esta villa marinera, que apenas supera los 11.000 habitantes, está localizada en la bahía que lleva su mismo nombre, a solo 45 kilómetros de la capital cántabra, Santander, y a unos 70 kilómetros de Bilbao y justo a los pies del Monte Buciero, una barrera natural que ha hecho que el municipio se desarrolle históricamente como villa marinera, permitiendo así a sus vecinos disfrutar de las distintas labores ligadas al mar.
Santoña es conocida como destino turístico, entre otras cosas, por sus playas. Concretamente, la localidad cuenta con dos: la playa de Berria, un entorno natural de arena fina que se creó por los arrastres que depositaron las corrientes del mar y que une el Monte Buciero con el continente, y la de San Martín, una playa muy extensa que recorre todo el pueblo con una estrecha franja de arena y que cuenta también con una bonita zona de paseo.
Pero además también se pueden visitar monumentos ligados a la historia militar de Santoña. Aquí, los turistas pueden encontrar tres fuertes militares y tres baterías, todas ellas centenarias y muy bien conservadas. Destaca el de San Carlos, el más antiguo del municipio, construido a base de tierra y madera a principios del siglo XVII y que rinde honor con su nombre al monarca Carlos II. El valor histórico de este monumento hizo que en 1992 fuese declarado bien de interés cultural.
Azul y verde
El azul y el verde son los colores de Santoña, el de los prados y el del mar. Y es que la población costera de Santoña está rodeada de un rico paraje natural en el que destacan las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, un parque natural con más de 4.000 hectáreas de alto valor ecológico y uno de los enclaves con mayor diversidad biológica del país, en el que se encuentran más de 20.000 aves de 120 especies diferentes, así como distintos tipos de mamíferos pequeños y una flora muy singular.
Si se visita Santoña y se quiere disfrutar plenamente de las marismas, la mejor época es el otoño, ya que es cuando las aves migratorias pasan por el lugar permitiendo su observación. Los acantilados de la Punta del Fraile del Monte Buciero son aprovechados por muchas de estas aves como refugio durante su camino y utilizados como lugar de cría.
La anchoa, la protagonista del lugar
Desde 1999, cada mes de mayo la localidad celebra la Feria de la Anchoa y la Conserva de Cantabria, un evento en el que los distintos fabricantes de la provincia presentan su producto con el objetivo de mostrar a locales y visitantes las excelencias de la anchoa. El evento, que suele durar varios días, se acompaña con distintas actividades, entre las que destacan las degustaciones, las conferencias gastronómicas y las exhibiciones de los distintos procesos de elaboración de la anchoa.
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