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Las redes sociales 'boicotearon' la «dieta de salud planetaria»

En enero de 2019, un comité organizado por la revista médica «The Lancet» y la Fundación EAT, presentaron la «dieta de salud planetaria». La dieta consiste en duplicar el consumo de frutas, verduras, legumbres y frutos secos, y reducir en más del 50% las carnes rojas (vacuno, cerdo y cordero) y los azúcares añadidos con el objetivo es que en 2050 diez mil millones de personas tengan una alimentación saludable y que el esfuerzo medioambiental para lograr esta producción sea «sostenible». Porque, aseguraban, el mundo no va por buen camino. Era la primera vez que un grupo de científicos diseñaba una dieta con objetivos a nivel mundial que tiene en cuenta tanto la salud de las personas como la del planeta. Durante tres años, este comité formado por 37 expertos de 16 países con experiencia en salud, nutrición, sostenibilidad ambiental, sistemas alimentarios, economía y gobernanza política trabajo para desarrollar este informe de casi 50 páginas. Ahora, un exhuastivo análisis de las campañas que hubo en las redes sociales vinculadas al lanzamiento de este documento muestra que días antes del lanzamiento del informe se empezó a 'boicotear' la contrastada información científica recogida en el documento. El análisis de las redes sociales se ha hecho sobre 8,5 millones de tweets de 4.278 usuarios de Twitter. Los críticos con la «dieta de salud planetaria» alcanzaron los 26 millones de personas en Twitter, en comparación con los 25 millones de académicos y otras personas que promovieron la investigación El nuevo artículo muestra que, en las redes sociales, la defensa a favor de una dieta que concluyera un mayor consumo de carne comenzó a consolidarse en torno al hashtag # yes2meat en los meses posteriores al lanzamiento del informe. De hecho, constata el documento, los tweets que atacaron sus hallazgos superaron las comunicaciones favorables. Los críticos con la «dieta de salud planetaria» alcanzaron los 26 millones de personas en Twitter, en comparación con los 25 millones de académicos y otras personas que promovieron la investigación. «Nuestro estudio muestra cómo de vulnerables son las plataformas de redes sociales como Twitter a la contaminación, a la ciencia basura y a la desinformación -señala a ABC Salud Victor Galaz, uno de los autores del informe-. Esto hace que la comunicación científica sea mucho más difícil, especialmente en problemas donde hay una gran polarización», reconoce el investigador del Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo (Suecia). Otro dato preocupante del informe es que el contramovimiento digital se organizó días antes del lanzamiento oficial del informe lo que facilitó la difusión de información crítica, y a veces difamatoria, en las redes sociales y plataformas de medios alternativas. Para Galaz, «este es el 'lado oscuro' de los trabajos científicos que spublican 'online', ya que permite a los escépticos prepararse con anticipación». Nuestro estudio muestra cómo de vulnerables son las plataformas de redes sociales como Twitter a la contaminación, a la ciencia basura y a la desinformación En Twitter, los sentimientos e información negativos superaron la comunicación equilibrada. El informe y la ambiciosa campaña de comunicación generaron una clara reacción digital y estimularon la creación de un movimiento # yes2meat. Con el tiempo, este movimiento escéptico puede haber ayudado a influir en los usuarios indecisos de Twitter. Además, la reacción no fue impulsada por los llamados «bots sociales», sino por usuarios principalmente de Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Europa. «Al principio -comenta Galaz-, eran personas con pocos seguidores, pero con el tiempo, el hashtag yes2meat fue promovido por usuarios con un número muy alto de seguidores (> 10 mil, y a veces> 50 mil). Lo que tienen en común son sus opiniones muy fuertes sobre las dietas a base de carne y, a veces, la percepción incorrecta de que el informe EAT-Lancet y sus científicos son parte de una conspiración más grande». El hashtag # yes2meat demostró tener mucho éxito con un número de tweets en constante crecimiento durante varios meses después del lanzamiento del informe. Los autores descubrieron que, con el tiempo, los usuarios de Twitter se caracterizaron originalmente como críticos "indecisos" que retuitearon a los críticos seis veces más frecuentemente que los partidarios, lo que indica que el movimiento escéptico puede haber ayudado a influir en su opinión. Este es el 'lado oscuro' de los trabajos científicos que spublican 'online', ya que permite a los escépticos prepararse con anticipación Los hallazgos resaltan que las organizaciones de investigación necesitan hacer más para administrar campañas de defensa y desinformación en línea. «Es fundamental comprender la dinámica de la información de los consumidores y los grupos de defensa en el mundo digital», dice David García, del Complexity Science Hub Vienna y la Universidad de Medicina de Viena (Austria). «Este estudio muestra que la comunicación científica en las redes sociales es mucho más compleja que la de los medios de comunicación tradicionale», agrega García. Entonces, ¿cómo contarrestar esta situación? Esa es una pregunta compleja, responde Galaz. «Las plataformas de redes sociales como Twitter y Facebook deben estar más atentas a la difusión de la ciencia basura, de material difamatorio y de intentos similares de distorsionar los mensajes. En general, las personas deben ser más críticas antes de compartir material en las redes sociales». Y, por último -añade-, «los científicos como yo, necesitamos ser más inteligentes digitalmente. Este tipo de fenómenos no desaparecerá en el futuro cercano y es nuestra responsabilidad contribuir a discusiones basadas en hechos sobre temas que son importantes para las personas y nuestro planeta».

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via abc.es

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