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Un estudio indulta a las carnes rojas y procesadas

¿Cuánta carne podemos comer? La respuesta parecía estar clara, pero, según un nuevo estudio que se publica en «Annals of Internal Medicine», no parece que haya una única respuesta. Después de años de advertencias sobre los posibles daños de la carne roja y la carne procesada, incluidos los vínculos con el cáncer y las enfermedades cardíacas, un panel de expertos de siete países ha publicado un artículo en el que se afirma que las personas no necesitan reducir su consumo actual de productos como el jamón, salchichas o carnes rojas. Las recomendaciones provienen del Consorcio de recomendaciones nutricionales (NutriRECS) un grupo de expertos -canadienses, españoles y polacos- que describe su misión como la de generar pautas nutricionales confiables "basadas en los valores, actitudes y preferencias de los pacientes". Las nuevas pautas que proponen surgen después de haber hecho una exhaustiva revisión de investigaciones previas sobre cómo el consumo de carne, roja y procesada, afecta el riesgo de desarrollar enfermedades. Según su trabajo, encontraron la relación entre el consumo de carne y el riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes o cáncer es desde inexistente, hasta pequeña o muy pequeña. Entonces, ¿qué debe hacer el consumidor? La mayoría de las personas de viven en América del Norte y Europa Occidental comen, de media, de dos a cuatro porciones de carne roja y procesada a la semana semana. Y, aunque se ha sugerido que habría que reducirla, los autores de este trabajo señalan que los adultos podrían continuar comiendo en sus niveles actuales, a menos que decidan hacer un cambio. Un panel de expertos de siete países ha publicado un artículo en el que se afirma que las personas no necesitan reducir su consumo actual de productos como el jamón, salchichas o carnes rojas Para el informe del lunes, los investigadores realizaron cuatro revisiones de estudios anteriores: un metaanálisis de 105 estudios que concluyó que las dietas con menos carne roja y procesada pueden dar lugar a reducciones pequeñas o muy pequeñas en el riesgo de muerte prematura por enfermedad cardíaca, cáncer u otras causas; otro metaanálisis de 118 estudios que también vio que el posible impacto de la ingesta reducida de carne era muy pequeño; un metaanálisis de estudios que analizaron el consumo de carne y su relación con la mortalidad por todas las causas y los resultados cardiometabólicos y que concluyó que cualquier asociación era muy pequeña; y otro análisis de 12 ensayos aleatorios que compararon las dietas con diversas cantidades de carne roja durante al menos seis meses y llegó a la conclusión de que "las dietas restringidas en carnes rojas pueden tener poco o ningún efecto sobre los principales resultados cardiometabólicos y la mortalidad e incidencia del cáncer". El informe también incluyó una revisión de estudios que encontraron que las personas estaban "apegadas a la carne" y no cambiaron sus hábitos incluso cuando se les informó sobre los efectos potencialmente dañinos para la salud. En 2015, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, parte de la Organización Mundial de la Salud, clasificó la carne roja como «probablemente carcinogénica para los humanos» y la carne procesada como cancerígena Por lo tanto, 11 de los 14 expertos en el panel nutriRECS creían que, para la mayoría de las personas, los efectos deseables para la salud de comer menos carne, un riesgo potencialmente menor de cáncer y enfermedad cardíaca, "probablemente" no superaron los efectos indeseables como el impacto sobre la calidad de vida o la carga de cambiar la preparación de comidas y los hábitos alimenticios. Pero parece que la historia continúa, porque uno de los investigadores del estudio se muestra contrario a estas recomendaciones. La respuesta no ha tardado en llegar. El Comité de Médicos para una Medicina Responsable de EE.UU. presentó ayer mismo una solicitud ante la Comisión Federal de Comercio para «corregir declaraciones falsas» contenidas en el informe, calificándolas como «un grave perjuicio para la salud pública». Afirmar que las personas que comen cantidades abundantes de carne disfrutarán de buena salud y no necesitan cambiar sus hábitos es inexacto, señalan desde este comité. Por su parte, el Colegio Americano de Cardiología señaló que estaba «alarmado por las recomendaciones dietéticas imprudentes» establecidas por el estudio. Hay una fuerte evidencia de que reemplazar la grasa saturada, como la que se encuentra en la carne, con grasa no saturada se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardíaca, aseguran Afirmar que las personas que comen cantidades abundantes de carne disfrutarán de buena salud y no necesitan cambiar sus hábitos es inexacto, señalan desde este comité En 2015, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, parte de la Organización Mundial de la Salud, clasificó la carne roja como «probablemente carcinogénica para los humanos» y la carne procesada como cancerígena. Para la Fundación española del Corazón, con la carne roja, «mejor menos que más». Desde esta entidad advierten que el consumo de carnes de rojas debe controlarse y sustituirse por otros alimentos si se quieren evitar las malas consecuencias para la salud cardiovascular. La ingesta de carne roja, recuerdan, se asocia con un aumento del riesgo del total de padecer enfermedades cardiovasculares y de mortalidad por cáncer.

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