La eficacia de un fármaco puede depender de los gestos de su médico
Si su médico cree en la efectividad de un tratamiento y así lo refleja en sus expresiones faciales, es posible que pueda experimentar menos dolor, sugiere un artículo publicado en «Nature Human Behavior». Este hallazgo puede influir en cómo los profesionales de salud deben estar capacitados para interactuar con los pacientes. Luke Chang y su equipo del Dartmouth College, Hanover (EE. UU.) llevaron a cabo tres experimentos para comprender cómo las creencias de los profesionales de salud, los médicos encargados de administrar y aconsejar un tratamiento, pueden afectar la respuesta al dolor de un grupo de voluntarios que actuaban como pacientes. Los autores asignaron a 194 participantes el papel de 'médico' o 'paciente', y le dieron a cada médico dos tipos diferentes de cremas que debían administrar a los ‘pacientes’. Los investigadores hicieron creer a los médicos que una de las cremas era efectiva para reducir el dolor mientras que la otra solo era un placebo. Pero en realidad, ambos eran placebos, aunque los ‘médicos’ no lo sabían. Si su médico cree en la efectividad de un tratamiento y así lo refleja en sus expresiones faciales, es posible que pueda experimentar menos dolor Para sorpresa de los autores encontraron que cuando los médicos administraron la crema que creían que era efectiva, los pacientes recocieron tener menos dolor, expresaron menos dolor facial y tuvieron una respuesta de excitación de la piel significativamente diferente. Los investigadores también observaron que las expresiones faciales de los médicos también eran diferentes dependiendo de la crema que estaban aplicando, lo que sugiere un posible mecanismo para este efecto. Los autores concluyen que este hallazgo tiene implicaciones importantes para prácticamente todas las interacciones clínicas entre pacientes y médicos, enfermeros, etc. y subraya la importancia del entrenamiento a la hora de interactuar con los pacientes cuando se informe sobre un posible tratamiento e intervenciones médicos. Por ejemplo, comentan, algunos de estos entrenamientos se deberán centrar en los aspectos psicológicos de los profesionales sanitarios, como la empatía y otros enfatizan las habilidades de comunicación. «Creemos que los enormes recursos invertidos en el descubrimiento de nuevos tratamientos deben complementarse con una inversión adicional para comprender los mecanismos subyacentes a uno de los más antiguos y más poderosos tratamientos médicos: los mismos curanderos». Este trabajo, apunta en un comentario Harald Walach, de la Universidad de Poznan (Polonia), podría explicar por qué diferentes médicos pueden producir distintos efectos usando la misma sustancia, o incluso placebo, de modo que los tratamientos efectivos podrían volverse ineficaces o que el placebo se vuelva efectivo. Parece, afirma, que estos efectos diferenciales probablemente se transmiten por señales faciales sutiles, utilizando un modelo placebo-dolor.
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via abc.es
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