Las diez uvas de toda la vida que nunca has probado
Son más de doscientas las variedades de uva que se cultivan en España destinadas a la elaboración de vinos, cantidad que ni de lejos se acerca a las que seríamos capaces de recordar cualquiera de los consumidores habituales. Hay uvas comunes en la mente de muchos de nosotros, entre ellas las más populares por ser las que ocupan gran parte del viñedo español y por tanto las que abundan en infinitas elaboraciones.
Actualizado a 31 de julio del pasado año, 'La Semana Vitivinícola' publicaba un interesante gráfico sobre las variedades plantadas en nuestro país. De las tintas, la tempranillo representaba el 21% de la superficie plantada, repartida por todo el territorio, mientras de las blancas es la airén la que ocupa mayor superficie (el 22% de las blancas existentes), localizada en Castilla-La Mancha, pues es donde se encuentra el 98% de dicha uva. Son dos de esas variedades que más se conocen, junto a garnacha, como tinta, y verdejo, malvasía, moscatel o godello, entre las blancas. Esto dejando al margen las francesas que salpican gran parte del territorio.
Pero existen muchas otras uvas que son propias de la zona vinícola en la que se encuentran, unas con más presencia que otras, y en bastantes casos variedades en proceso de recuperación (o replantación) por viticultores, enólogos y bodegas que vienen apostando por lo autóctono como valor diferencial. Una tendencia dominante en el sector que está contribuyendo a que algunas de esas uvas no desaparezcan y comiencen a ser conocidas y de interés para el público más receptivo, sobre todo si hay algún afamado elaborador detrás.
Estas diez variedades responden a ese perfil, algunas muy minoritarias pero todas con presencia en el viñedo. Vinculadas a un territorio con el que se identifican y que cuentan desde hace tiempo con interesantes resultados en el mercado.
Rufete
Variedad tinta propia de la Sierra de Salamanca, localizada por lo general en pequeñas parcelas en bancales repartidas por la zona. Muchas de las viñas viejas existentes están siendo recuperadas y poco a poco van surgiendo nuevos vinos de nuevos elaboradores que se están instalando en esta Sierra de Francia, que es como se conoce a la sierra salmantina. La uva es aromática, con carga tánica, notas de frutas silvestres, hierbas y buena acidez.
La Zorra Raro 2015 (12,50 €) es uno de los pocos monovarietales existentes de rufete, elaborado por Vinos La Zorra en Mogarraz (DO Sierra de Salamanca). El nombre responde a la ‘rareza’ que supone. Con una crianza de 9 meses en roble francés, muestra aromas de fruta roja fresca, montebajo, toque mineral. Sabroso, con acidez y persistencia frutal.
Malvar
Uva blanca que se cultiva en Madrid (variedad mayoritaria en la DO Vinos de Madrid) y en el territorio castellano-manchego que abarca la Denominación de Origen Mondéjar. Propensa a la oxidación, es ligera en aromas y sabores, da vinos con baja acidez y ajustada frescura, de carácter frutal y fluidos en boca.
La Malvar 2016 (13,50 €), de la firma toledada Más que Vinos, es una de sus elaboraciones especiales y limitadas. De viñas en vaso de más de 50 años, fermenta en tinajas y roble francés y hace una posterior crianza de unos seis meses en barricas con sus lías. Fino, con notas de hierbas aromáticas, cítricos, recuerdos de la crianza y una ajustada acidez.
Prieto picudo
Tinta originaria de León y Zamora, está muy presente en las elaboraciones bercianas y ha sido la uva tradicional con la que hacían los claretes con aguja. Es de las variedades que se están recuperando en los últimos años, de viñedos centenarios en muchos casos y repartidos en minifundios. Vinos de suave color, aromáticos, sabrosos, con cuerpo, fruta, alta acidez y persistencia.
Tombú 2018 (9 €), de Dominio Dostares (VT Castilla y León), es un rosado elaborado en exclusiva con prieto picudo pues la bodega se ha propuesto invertir en esta variedad para evitar su posible desaparición en una zona en la que se trabajó durante siglos. Vino fresco, aromático, frutal, con recuerdos de guinda en licor y un posgusto amargo que invita a beber.
Trepat
Uva tinta recuperada sobre todo en la denominación Conca de Barberà, con la que se están elaborando tanto vinos tranquilos como espumosos rosados. Es una variedad que padece en condiciones adversas como la sequía, pero se desarrolla bien en suelos frescos y pobres. Da lugar a vinos de buena intensidad aromática, frescos, afrutados, ligeros, de un color no muy subido.
Cara Nord Trepat Rosat 2018 (11 €) es un rosado de viñas viejas de trepat –hasta 800 metros de altitud– que elabora Cara Nord al amparo de la denominación Conca de Barberá. De color pálido y paso fluido y ligero, aparecen frutos del bosque en la nariz, con una boca donde hay equilibrio, acidez y cierta sensación envolvente.
Merseguera
Variedad blanca levantina que se cultiva mayoritariamente en la Comunidad Valenciana aunque también está presente en Tarragona. Es una de las uvas principales de la DO Valencia para la elaboración de sus blancos, sobre todo en el Alto Turia, pero lo cierto es que no son muchas las hectáreas cultivadas. En proceso de recuperación por parte de los jóvenes que están llegando a esa zona con nuevos proyectos. Entre sus características destacadas, la gran resistencia a la sequía y una maduración tardía. Acidez moderada y vinos finos, ligeros en cuerpo y aromas.
Sericis Cepas Viejas Merseguera 2018 (10 €), de las conocida bodega valenciana Murviedro, un vino de maceración carbónica elaborado con raspón, esto es, sin despalillar la uva. Luego, termina la fermentación en barrica y tiene una crianza sobre lías de dos meses. Untuoso, sabroso y fresco, con aromas de fruta de hueso y toques balsámicos.
Graciano
Es una de las uvas tintas presentes, históricamente, en el viñedo riojano (mezclada con otras) pero, dada su complejidad para ser elaborada, no abundan los vinos donde sea la variedad mayoritaria, y contados los monovarietales de graciano.
Con buena acidez, alta carga tánica y tacto ‘áspero’ (notas vegetales), es de maduración tardía aparte de agradecer la crianza, por lo que es habitual que se emplee para reservas y grandes reservas. Igual que en Navarra, otro territorio del graciano.
Viña Zorza Graciano 2017 (8 € aprox.) procede de viñedos pedregosos de la Ribera Baja navarra, donde en encuentra la bodega, Viña Zorzal, y nació con la añada 2009. De cepas de casi cuarenta años, ha tenido una crianza de nueve meses con sus lías en roble francés usado. Intenso, carnoso, con aromas de frutas rojas y del bosque, especias, notas herbáceas y amargas (propias de la graciano) y una marcada acidez.
Albillo
Variedad blanca bastante neutra en aromas, lo que de nuevo hace complicada su elaboración. Se suele recurrir al trabajo con lías y/o a la crianza en madera para darle cierto volumen, pero se corre el riesgo de que ambos elementos puedan ‘comerse’ la fruta dado ese perfil aromático ligero que tiene. Es uva principal en la DO Vinos de Madrid, pero también se encuentra en territorio abulense (DO Cebreros) y en tierras de la Ribera del Duero. Se emplea también para elaborar rosados y en el coupage de algunos tintos. En general, resultan vinos blancos frescos, con mucha fruta, de color y sabor suave, e incluso en ocasiones con recuerdos melosos.
La Viña de Ayer Albillo Real 2017 (8,80 € aprox.) lleva la firma de SotoManrique, en la recién estrenada denominación madrileña de Cebreros, localizada en la Sierra de Gredos. Parte de viñedos de más de 60 años sobre suelos graníticos y pizarra. Fermenta junto a sus pieles en depósitos de hormigón (a lo que se debe su color ambarino) y termina con una crianza de tres meses con sus lías en acero inoxidable. Flores blancas, fruta carnosa, aromas tostados y recuerdos amielados, además de un particular puntito oxidativo.
Cariñena
Se ubica en Aragón y Cataluña (donde se llama samsó) y se corresponde con la mazuelo de La Rioja. Otra variedad tinta ideal para la crianza por la carga tánica (amargor y notas vegetales) y de acidez que aporta. Por esta razón, es habitual que aparezca mezclada con otras uvas, como por ejemplo con garnacha en el Priorato y tempranillo los vinos riojanos. De origen aragonés, agradece climas cálidos y secos.
Heretge 2016 (aprox. 50 €) es la novedad que hace menos de un año presentaba Scala Dei en el Priorato, una bodega que tiene en el trabajo con garnachas su seña de identidad, lo que animaba a bautizar así este nuevo monovarietal de Cariñena (su 'herejía') del que salen únicamente unas 3.000 botellas. De suelos de pizarra, a una altura de entre 380 y 510 metros, fermentó en depósitos de cemento abiertos, con un 30% del raspón, y luego estuvo durante 14 meses en foudre (grandes depósitos de madera). Un vino de buen equilibrio, con amabilidad, mineralidad, aromas de monte bajo, mucha fruta roja fresca, paso sedoso y largo recorrido.
Tintilla de Rota
Originaria de la provincia de Cádiz, como puede presuponer el nombre, su cultivo fue durante mucho tiempo residual si bien es verdad que van en aumento las bodegas que a día de hoy la elaboran, siempre en compañía de otras tintas pues su cultivo es muy minoritario. Hasta no hace tantos años, se empleaba en exclusiva para elaborar dulces tradicionales en la zona. Cepa que brota y madura con retraso, sensible a la sequía, y que aporta cantidad de azúcares y una justa acidez, por lo que es ideal para la mezcla.
Barbazul 2017 (8,05 €), de la bodega gaditana Huerta de Albalá, en Arcos de la Frontera, nace de una combinación de tintilla de rota con las foráneas syrah, merlot y cabernet sauvignon. Tras una crianza de seis meses en roble francés se muestra aromático y sabroso. Notas balsámicas y herbáceas en nariz, y boca viva, con frescura y persistencia. Es el hermano pequeño de Taberner, uno de los grandes de la casa.
Forcallat
Variedad tinta minoritaria, ahora recuperada, que se cultiva en la parte oriental de Castilla-La Mancha en zonas de Murcia y en el interior de Alicante, aunque antes de la filoxera estuvo muy extendida por la Comunidad Valenciana. Otra uva de ciclo largo y maduración tardía, que aguanta la sequía, y da poco grado y color. El resultado, acidez equilibrada, aromas de fruta roja, fresca y un tanino bastante pulido.
Alagú Forcallat 2017 (12,25 €), de la bodega Casa Corredor (grupo MCWines), en el límite entre Villena (Alicante) y Caudete (Albacete), pero con los viñedos en el municipio alicantino. Este Forcallat procede de cepas recuperadas de más de 35 años, con una crianza que supera los seis meses en barrica. Es frutal (frutillos rojos), fresco, equilibrado y fluido en el paso. Elaboran además una versión rosada, Alagú Forcallat Rosé.
Fuente http://bit.ly/2QFSDxS
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